lunes, 28 de mayo de 2012

la invención de Hugo Cabret de Brian Selznick . Creación literaria


                       

La invención de Hugo Cabret


                                                                         PROYECTO DE M.C.E SOFIA CHIQUETTS
La invención de Hugo Cabret por Brian Selznick


Hoy te voy a platicar sobre los libros álbum . ¿sabes que es un libro álbum? 
Es un libro que combina la escritura con la imagen. Dos lenguajes que se relacionan para darnos una sorpresa grandiosa, ya que en ocasiones la historia se resuelve solo con las imágenes y en otras su unen dando lugar a un final sorprendente.

Aquí te pongo el ejemplo de un libro álbum que he terminado hoy de leer y admirar, se llama La invención de Hugo Cabret, te lo recomiendo muchísimo .




A principios del siglo XX Hugo Cabret intenta por todos los medios pasar desapercibido mientras vive en la estación de tren de Montparnasse en París, para lo que se encarga de mantener sus relojes en funcionamiento para que nadie se de cuenta de que su tío, que era el encargado de hacerlo, ha desaparecido y de que ahora vive solo.
Su mayor temor es que lo manden a un hospicio y no poder terminar la reparación de un autómata que su padre había encontrado abandonado en el ático de un museo, tarea en la que empeña su tiempo libre y su gran habilidad mecánica, pues está convencido de que el autómata esconde un mensaje de su padre.
Hugo reparando un juguete © Brian Selznick
Hugo reparando un juguete © Brian Selznick
Pero un día Hugo, en su afán de conseguir piezas para reparar el autómata en cuestión, es descubierto robando en el puesto de juguetes de la estación por el dueño, que lo retiene durante un rato y le confisca el cuaderno en el que su padre y él habían ido recopilando las notas sobre la reparación del autómata.
A partir de ahí a Hugo no le quedará más remedio que intentar acercarse al dueño del puesto de juguetes y a la peculiar chica que lo ayuda para intentar recuperar el cuaderno, y para ello tendrá que aprender a confiar en otras personas, algo que le costará enormemente, pero que cambiará su vida para siempre y de manera sorprendente.


TE PLATICO.....
El padre de Hugo había sido un “especialista en cronometría” que de día trabajaba arreglando relojes y de noche trataba de poner en funcionamiento un deteriorado y fascinante autómata que presumiblemente podía escribir (ya que sostenía una pluma y estaba sentado tras una mesa) y que había encontrado abandonado en el desván del viejo museo de la ciudad. Su padre hablaba con tal admiración de los ilusionistas que construían autómatas para encandilar a su público y dejarlo boquiabierto, que Hugo decidió que ya no quería ser relojero, sino mago.

Su padre murió en el incendio que se produjo en una de esas noches en las que trabajaba en el museo, y a Hugo no le quedó más herencia que una habilidad innata para reparar todo tipo de artilugios mecánicos, los trozos del autómata del que hablaba su padre y que Hugo pudo encontrar entre los restos del incendio, el cuaderno que le había regalado su padre por su cumpleaños y en el que estaban dibujados los bocetos del autómata que podía escribir, y la firme decisión de acabar el trabajo iniciado por su padre para que el muñeco fuera capaz de darle el mensaje que aquél le había dejado antes de morir, y que, estaba seguro, le salvaría la vida.

Su tío Claude, que lo había llevado hasta su escondite en la estación tras la muerte de su padre, le había enseñado a dar cuerda a los relojes y revisar sus motores y mecanismos para que funcionaran con precisión, ajustando la hora con la de su reloj ferroviario. Así que, cuando desapareció, pudo sustituirle en su trabajo sin que nadie notara no sólo la ausencia de Claude, sino la presencia de Hugo.

Sin embargo, ésta no pasaba tan desapercibida como él hubiera deseado. El viejo vendedor de juguetes, que había notado cómo algunos de sus pequeños juguetes mecánicos habían desaparecido, vigilaba los movimientos de aquella sombra que se colaba por las rejillas mientras hacía trucos de cartas o fingía dormir, hasta que un día la atrapó, liberando con ello sus propios fantasmas. 


Al ser descubierto, Hugo no sólo había perdido la posibilidad de conseguir las piezas necesarias para reparar el autómata, sino el cuaderno con las indicaciones necesarias para hacerlo. Aquella noche Hugo siguió al juguetero hasta su casa junto al cementerio y en contraprestación por lo perdido, conoció a Isabelle; gracias a ella, encontró la llave que descifraría el mensaje del autómata y conoció a Etienne; gracias aEtienne y a su moneda escondida, aprendió a ser lo que más deseaba con el “Manual práctico de magia con cartas e ilusionismo”, y gracias a Etienne y a su amor por el cine, descubrió el desconocido pasado de papá Georges sobre el que estaba prohibido hacer preguntas y cuyos secretos inconfesables no podían compartirse, ... dando comienzo así a nuevos relatos, “porque todas las historias llevan a otras. Y ésta nos lleva muy lejos, tan lejos como la luna.



ACTIVIDADES

Hoy vas a convertirte en un escritor , a continuación veras una serie de 3 imágenes , vamos a imaginar que son las portadas de los libros, y tú tendrás que escribirles el titulo , claro basado en la imagen. ¿Listos?  vamos  entonces!!


a)

¿Cómo le llamarías a este libro, imagina que es un libro de detectives o sea de misterio?.........

B)

¿Y este libro como lo titularías, pensando que es un libro de miedo?.....

c)

Vamos muy bien, ahora imagina un título que despierte la curiosidad para este libro, imagina que es una historia para hacer llorar ...

Te invito a que escribas la historia de la portada que más te haya gustado y si quieres la puedes ilustrar, toma fotos de tu trabajo final y con la aplicación del ipad la puedes convertir en un libro digital.


Saludos, Sofía

miércoles, 23 de mayo de 2012

Gringo Viejo de Carlos Fuentes . Creación literaria

"Hay una frontera que sólo nos atrevemos a cruzar de noche: la frontera de nuestras diferencias con los demás, de nuestros combates con nosotros mismos"
                                       PROYECTO DE M.C.E SOFIA CHIQUETTS









Gringo Viejo es una novela del escritor mexicano Carlos Fuentes, aparecida en 1985. 
Cuenta la historia de un escritor y columnista estadounidense que lo abandona todo, para cruzar la frontera mexicana con el propósito de unirse a las tropas de Villa. 












Basada en la historia real del periodista y escritor Ambrose Bierce, Gringo Viejofue la novela que lanzó a Fuentes a la fama, convirtiéndose en el primer best seller de un autor mexicano en la ciudad de Nueva York.


 La figura central de la novela está basada en el conocido periodista y escritor Ambrose Bierce, que trabajó para el magnate de la prensa americana William Randolph Hearst, al que sirvió fielmente, contribuyendo, con su servicio, al engrandecimiento de su imperio y que desapareció en México. 
FOTO REAL DE AMBROSE PIERCE

ÍNCIPIT ,
 designa el inicio de un texto literario, por lo general una novela. Por extensión, también son las primeras palabras de un libro.

Vamos a conocer el íncipit de Gringo Viejo.

“Ella se sienta sola y recuerda.
Vio una y otra vez los espectros de Arroyo y la mujer con cara de luna y el gringo viejo, cruzando frente a su ventana. 
No eran fantasmas. 
Sencillamente, habían movilizado sus propios pasados, con la esperanza de que ella haría lo mismo reuniéndose con ellos.
Pero a ella le tomó largo tiempo hacerlo.
Primero tuvo que dejar de odiar a Tomás Arroyo por enseñarle lo que pudo ser y luego prohibirle que jamás fuese lo que ella pudo ser:
Él siempre supo que ella regresaría a su casa.
Pero le permitió verse como sería si hubiera permanecido; y esto es lo que ella nunca podría ser.”


¿Que te parece?
 ¿A qué se referirá esta mujer?
 ¿Cómo te imaginas que es su voz y sus ojos? 
¿Qué edad tendrá?
 ¿Cuál será su aspecto? 



ACTIVIDAD UNO.-                    
Intenta describirla a uno de tus compañeros y él tratara de realizar un dibujo basado en tu descripción, después tendrán que cambiar papeles. 

Entreguen la descripción y el retrato hablado a tu maestr@ para que monten una galería en el salón .
ACTIVIDAD DOS:

  1. Lee con atención y en silencio este fragmento de Gringo Viejo 
-El gringo viejo vino a México a morirse.
El coronel Frutos García ordenó que rodearan el montícu­lo de linternas y se pusieran a escarbar recio. Los soldados de torso desnudo y nucas sudorosas agarraron las palas y las clavaron en el mezquital.
Gringo viejo: así le dijeron al hombre aquel que el coro­nel recordaba ahora mientras el niño Pedro miraba intensamente a los hombres trabajando en la noche del desierto: el niño vio de nuevo una pistola cruzándose en el aire con un peso de plata.
-Por puro accidente nos encontramos aquella mañana en Chihuahua y aunque él no lo dijo, todos entendimos que estaba aquí para que lo matáramos nosotros, los mexicanos. A eso vino. Por eso cruzó la frontera, en aquellas épocas en que muy pocos nos apartábamos del lugar de nuestro naci­miento.
Las paletadas de tierra eran nubes rojas extraviadas de la altura: demasiado cerca del suelo y la luz de las linternas. -Ellos, los gringos, sí -dijo el coronel Frutos García-, se pasaron la vida cruzando fronteras, las suyas y las ajenas -y ahora el viejo la había cruzado hacia el sur porque ya no te­nía fronteras que cruzar en su propio país.
-Cuidadito.
("¿Y la frontera de aquí adentro?", había dicho la gringa tocándose la cabeza. "¿Y la frontera de acá adentro?", había dicho el general Arroyo tocándose el corazón. "Hay una frontera que sólo nos atrevemos a cruzar de noche -ha­bía dicho el gringo viejo-: la frontera de nuestras diferen­cias con los demás, de nuestros combates con nosotros mismos.")
-El gringo viejo se murió en México. Nomás porque cruzó la frontera. ¿No era ésa razón de sobra? -dijo el coro­nel Frutos García.
-¿Recuerdan cómo se ponía si se cortaba la cara al rasu­rarse? -dijo Inocencio Mansalvo con sus angostos ojos verdes.
-O el miedo que le tenía a los perros rabiosos -añadió el coronel.
-No, no es cierto, era valiente -dijo el niño Pedro.
-Pues para mí que era un santo -se rió la Garduña.
-No, simplemente quería ser recordado siempre como fue -dijo Harriet Winslow.
-Cuidadito, cuidadito.
-Mucho más tarde, todos nos fuimos enterando a pe­dacitos de su vida y entendimos por qué vino a México el gringo viejo. Tenía razón, supongo. Desde que llegó dio a entender que se sentía fatigado; las cosas ya no marchaban como antes, y nosotros lo respetábamos porque aquí nunca pareció cansado y se mostró tan valiente como el que más. Tienes razón, muchacho. Demasiado valiente para su propio bien.
-Cuidadito.
Las palas pegaron contra la madera y los soldados se detuvieron un instante, limpiándose el sudor de las frentes.
Bromeaba el gringo viejo: "Quiero ir a ver si esos mexi­canos saben disparar derecho. Mi trabajo ha terminado y yo también. Me gusta el juego, me gusta la pelea, quiero verla."
-Claro, tenia ojos de despedida.
-No tenía familia.
-Se había retirado y andaba recorriendo los lugares de su juventud, California donde trabajó de periodista, el sur de los Estados Unidos donde peleó durante la guerra civil, Nueva Orleáns donde le gustaba beber y mujerear y sen­tirse el mero diablo.
-Ah, qué mi coronel tan sabedor.
-Cuidadito con el coronel; parece que ya se le subieron y nomás está oyendo.
Lectura cubista

  1. Ahora formaran 5 equipos
  2.  Lean de nuevo en voz alta el texto con tus compañeros de equipo. Al terminar completen esta lista:
a.- ¿Que sonidos crees que acompañen este fragmento? 
b.- ¿Y Aromas?
c.-¿a que sabrán estas acciones?
d.-¿si lo pudieras representar con imágenes , cuales serian?
e.-¿Que colores van con este fragmento?
 La literatura es capaz de despertar una gran variedad de sensaciones, de tal modo que al leer casi podemos escuchar sonidos, percibir aromas, experimentar ciertos sabores, ver imágenes y colores.
4. Cada equipo concentrará su atención en un aspecto de la lectura.
5. El maestr@ indica a cada equipo qué aspecto le corresponderá: equipo uno, los sabores; equipo dos, los sonidos; equipo tres, los olores; equipo cuatro, los colores; equipo cinco, descripción física del lugar en donde se desarrolla el suceso.
6. El maestr@ lee nuevamente en voz alta el texto  para los alumnos, mientras ellos escuchan con los ojos cerrados.
7. Cada equipo aportara sus comentarios sobre la lectura de acuerdo al aspecto indicado, tienen 5 minutos después de que su docente termino de leer para aportar sus conclusiones.
Todas las personas tienen diferente sensibilidad, lo que a unos gusta para otros es desagradable; sin embargo, abrir nuestros sentidos nos puede 
permitir disfrutar la lectura y otras experiencias.



8. Vamos a realizar un cadáver exquisito del Gringo viejo. 
En primer lugar, cada equipo extenderá en el piso mucho periódico y los pegara con cinta, después uno de los integrantes del equipo se recostara encima y con un plumón marcaran su silueta.

Después, recortaran la silueta y anotaran todos los adjetivos que puedan relacionar con esta experiencia de clase en papeles de colores que pegaran en la silueta.
Finalmente, añadan detalles para hacer mas vistoso a su Gringo Viejo, tomen fotos y subanlo a la página de su escuela.

Espero que hayan disfrutado este proyecto de creación literaria .

Saludos, Sofía

lunes, 21 de mayo de 2012

Dejando mensajes en la mar creación literaria


De piratas y mensajeros....











Muchas historias y leyendas han circulado a través de los tiempos, con las aventuras de muchos piratas, filibusteros y bucaneros, incluso mujeres, que han poblado la imaginación de aventuras desarrolladas en diferentes partes del mundo, pero en especial en las aguas y costas del Mar Caribe.
El término “pirata” proviene del latín y significaba “el que emprende” o “el que intenta fortuna”. 
Sus acciones estaban al margen de cualquier ley, eran ladrones de mar. 









Su estandarte era una bandera negra conocida como Jolly Roger, la cual era reconocida porque tenía una calavera.
La bandera del pirata Jolly Roger, o Roger Alegre fue creada con el fin de aterrar a sus enemigos. Las calaveras y tibias fueron usadas como símbolo de muerte si la víctima no se entregaba. Estas banderas representaban los caprichos de sus capitanes, como los corazones rojos perforados de Edward Teach (Barbanegra), quien no tenía piedad ni misericordia con el enemigo.
 








1. Ten a la mano hojas tamaño carta y lápices.
2. Lee la siguiente historia:




Edward Teach. Barbanegra




Primero era conocido como Drumond. Era un marino de Bristol, honrado, trabajador y con mucha fuerza. Fue un hombre muy religioso, solidario, respetuoso, quien no bebía ni blasfemaba.
Pero, en las Antillas, a fines del Siglo XVII y comienzos del XVIII, Drumond no tenía trabajo y le ofrecieron embarcarse en un viaje de corso contra España y Francia, con el capitán Hornygold, quien tenía mentas de pirata, y no sólo corsario.
Drumond -entonces- para mantener limpio su nombre, tomó otro: Edward Teach. Pronto aprendió el oficio, y cuando le dieron el mando de un barco francés que tomaron cuando iba rumbo a la Guinea, y deslumbrado por el poder, abandonó a su Capitán, armó la nave con cuarenta cañones y la bautizó con el nombre de Queen Ann's Revenge.
Bandera del PirataLos piratas sentían ansia de venganza contra todos, especialmente contra los españoles, que no querían ser saqueados y armaban sus barcos, perseguía a los piratas y los ahorcaban. Francia, España e Inglaterra firmaron la paz, pero los filibusteros continuaron viviendo de sus saqueos.
En esa época, en las cercanías de las Virginias y las Carolinas, Teach tomó el Great Allen, una nave de tres palos inglesa, la saqueó y la incendió junto con la mayor parte de su tripulación.
Los ingleses reaccionaron contra estos hechos enviando desde Barbados a la nave Scarborough, de la marina de guerra para atacar al pirata Teach, y éste huyó y se refugió en el Golfo de Honduras. Pero estos sucesos le dieron fama y lo comenzaron a apodar Blackbeard por su aspecto, pues usaba una tupida barba negra que le nacía de abajo de los ojos y le llegaba a la cintura, peinada en seis trenzas rematadas todas con listones de diversos colores. Llevaba el pelo muy largo, tenía gran altura y fuerza. Usaba sombrero negro que le daba sombra a la cara, haciéndola más malévola, y en los combates colocaba bajo la copa unas mechas de cañón encendidas que le alumbraban los ojos con un reflejo diabólico.
Aquel buen Drumond se transformó así en  Edward Teach, alias Barbanegra, el pirata más cruel, audaz y afortunado que surcó los mares al norte de Cuba. Gran bebedor, decía tener pacto con Satanás y blasfemaba todo el día atemorizando a quien lo veía, pues era temido incluso por su tripulación.
Vestía camisa de algodón abierta al frente y un pantalón ancho cortado arriba de las rodillas, quedando éstas al aire y  usaba unas inmensas botas caídas. Sobre el pecho llevaba dos tahalíes cruzados en los cuales se ubicaban seis pistolones. Del cinturón colgaban su machete y tres puñales.
 En el Golfo de Honduras, Teach encontró al Revenge, al mando del mayor Stede Bonnet. Los dos trabaron amistad y firmaron un tratado de ayuda mutua. Bonnet comenzó a desempeñarse al mando del Revenge, pero poco duró, y fue prácticamente encerrado por Teach, a bordo del Queen Ann's Revenge en calidad de pasajero (preso en su cabina). Bonnet no tuvo más remedio que aceptar y y se convirtió en un estorbo, en un bufón de Barbanegra.
Para deshacerse del mayor y de su gente Teach decidió  devolverle su barco,y lo enviaron a Bathtown, pero al llegar encontró la nave con unos pocos hombres hambrientos, nada de botín, y una veintena de otros tripulantes abandonados en una isla cercana.
Barbanegra se instaló en Bathtown, consiguió el  perdón y quedarse con el botín, fue bien recibido por los colonos, pues contaba con la amistad del gobernador y del secretario (a quienes había adulado con ganancias malhabidas).
Allí se casó con una señorita de la sociedad, de dieciséis años, hija de un antiguo comerciante que siempre tuvo la ilusión de saber dónde guardaba Teach sus tesoros, cosa que nunca descubrió, y que -según se cree- no han sido aún descubiertos.
Pronto supieron que Barbanegra tenía en diversas partes catorce mujeres legítimas y vivas, y otras muchas ilegítimas que había abandonado, más algunas que murieron extrañamente. La joven señora Teachera compartida por su marido con toda su tripulación, pues los piratas consideraban todos sus bienes comunes.
El Queen Ann's Revenge continuaba anclado en el río y más de treinta piratas instaban a Barbanegra, rico y casado, a que volviera a su vida de aventuras, a lo que él se negaba. Pero en junio de 1718, con la complicidad del Gobernador y el secretario, a quienes daba parte de dinero que obtenía por cualquier método, y por lo que tenía inmunidad, se embarcó nuevamente.
Por las noches Teach bajaba a tierra con su gente para celebrar verdaderas orgías sin pagar a los hosteleros que nunca se atrevían a cobrarle el consumo, pues -si llegaban a requerirle pagos- respondía a balazos.
En octubre los sufridos colonos se dirigieron a Mr. Spotswood, gobernador de Virginia pidiéndole ayuda. Spotswood comisionó al teniente de navío Robert Maynard del barco de su majestad Pearl para que tomando el sloop Ranger fuera en persecución de Teach. El día 17 de noviembre, dos días después de la ejecución de Bonnet, zarpó Maynard y el 21 llegó a Okerecock Inlet, donde encontró lo que buscaba.
   Barbanegra no tenía a bordo más que veinticinco hombres, pero estaba sobre aviso por una carta del secretario Knight.
Al amanecer Maynard avanzó resueltamente sobre el Queen Ann's Revenge. El archipirata hizo disparar los cañones y la carnicería fue tremenda. Barbanegra ordenó el abordaje y así, entre gritos, aullidos y maldiciones abordaron, para encontrarse con los hombres de Maynard que cayeron sobre los piratas por sorpresa.
Maynard y Teach se buscaron y dispararon a un tiempo. Teach falló el tiro pero el disparo de Maynard le dio en la cara a Barbanegra. Esto no pareció afectarlo y riendo sacó su puñal más largo y se arrojó sobre Maynard. El duelo fue terrible, la fuerza bruta contra la agilidad y la destreza. Entre gritos y blasfemias, Teach avanzaba sobre el oficial, éste más hábil y con destreza, lo hería, haciendo que Teach sangrara ya por seis lugares.
   La espada de Maynard se rompió y Teach, riendo salvajemente le tiró un tajo que Maynard logró esquivar pero perdió dos dedos de la mano izquierda. El pirata, con los dientes relampagueantes bajo el ancho sombrero y la cara alumbrada por las mechas, creyó que el oficial estaba a su merced, Pero uno de los marinos descargó un golpe con su machete sobre el hombro del pirata que casi le despegó el brazo derecho. Pero nuevamente se repuso el archipirata, mientras los hombres de Maynard lo herían a balazos y estocadas. Se defendía, repartiendo tajos con su puñal, sin tratar de evitar las heridas, que ya eran más de veinte; y perdía tal cantidad de sangre que tenía las barbas y la ropa empapadas. Como no caía, Maynard avanzó, y  Teach tomó uno de sus pistolones, lo armó, pero nunca llegó a disparar, pues con un gruñido cayó muerto sobre el puente.
Sus hombres se rindieron y otros, echándose al agua, se escaparon por la costa.
Maynard trasladó a Charleston a los prisioneros. Llevaba la cabeza de Barbanegra clavada en el bauprés. Los prisioneros juzgados por el juez Trott, fueron debidamente ahorcados.
Barbanegra fue llamado el archipirata, del que nadie conoció nada decente o positivo. Y su tesoro se supone que aún se halla en algún banco de arena de Carolina.






3. Identifica que características tiene ESTE PIRATA, imagina como habrá sido su tono de voz, que cosas le asustarían, etc, este es un ejercicio de imaginación y creatividad y te servirá para escribir tus propias historias.




4. Formaran tres equipos, equipo 1 , equipo 2 y equipo 3 .
5. Escriban un mensaje que se meterá en una botella para tirarla al mar, este mensaje estará escrito en verso con las pistas para encontrarlos.
6. Por medio de sorteo:
a.- El equipo 1, escribirá un mensaje imaginando que son sobrevivientes de un naufragio y que se encuentran en una isla desconocida en espera de ser rescatados;mínimo 80 palabras.






b.- El equipo 2 imaginará que son piratas y dibujará el mapa para encontrar un tesoro enterrado;su mapa tendrá por lo menos 7 imágenes y 10 pistas.








c.- El equipo 3 imaginará que es el dueño del tesoro de un barco hundido y está buscando la ayuda de marinos y exploradores para encontrarlo, por lo que deberán escribir un mensaje para animarlos a ayudarles, propongan un buen y atractivo trato, añadan una rica descripción de su tesoro y la aventura en la cual se perdió .




7. Termina la actividad tomando en video la clase en que  los equipos  lean sus mensajes y se muestre el mapa todos.

¡Diles que no me maten!!! Juan Rulfo


¡Diles que no me maten!!! Juan Rulfo













AHORA TE INVITO A QUE LEAS ESTE BREVE PERO EMOCIONANTE CUENTO COMPLETO.








¡Diles que no me maten!
[Cuento. Texto completo]
Juan Rulfo
-¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.-No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.
-Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.
-No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a de veras. Y yo ya no quiero volver allá.
-Anda otra vez. Solamente otra vez, a ver qué consigues.
-No. No tengo ganas de eso, yo soy tu hijo. Y si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por afusilarme a mí también. Es mejor dejar las cosas de este tamaño.
















-Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles.
Justino apretó los dientes y movió la cabeza diciendo:
-No.
Y siguió sacudiendo la cabeza durante mucho rato.
Justino se levantó de la pila de piedras en que estaba sentado y caminó hasta la puerta del corral. Luego se dio vuelta para decir:
-Voy, pues. Pero si de perdida me afusilan a mí también, ¿quién cuidará de mi mujer y de los hijos?
-La Providencia, Justino. Ella se encargará de ellos. Ocúpate de ir allá y ver qué cosas haces por mí. Eso es lo que urge.














Lo habían traído de madrugada. Y ahora era ya entrada la mañana y él seguía todavía allí, amarrado a un horcón, esperando. No se podía estar quieto. Había hecho el intento de dormir un rato para apaciguarse, pero el sueño se le había ido. También se le había ido el hambre. No tenía ganas de nada. Sólo de vivir. Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entrado unas ganas tan grandes de vivir como sólo las puede sentir un recién resucitado. Quién le iba a decir que volvería aquel asunto tan viejo, tan rancio, tan enterrado como creía que estaba. Aquel asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe. No nada más por nomás, como quisieron hacerle ver los de Alima, sino porque tuvo sus razones. Él se acordaba:
Don Lupe Terreros, el dueño de la Puerta de Piedra, por más señas su compadre. Al que él, Juvencio Nava, tuvo que matar por eso; por ser el dueño de la Puerta de Piedra y que, siendo también su compadre, le negó el pasto para sus animales.
Primero se aguantó por puro compromiso. 









Pero después, cuando la sequía, en que vio cómo se le morían uno tras otro sus animales hostigados por el hambre y que su compadre don Lupe seguía negándole la yerba de sus potreros, entonces fue cuando se puso a romper la cerca y a arrear la bola de animales flacos hasta las paraneras para que se hartaran de comer. Y eso no le había gustado a don Lupe, que mandó tapar otra vez la cerca para que él, Juvencio Nava, le volviera a abrir otra vez el agujero. Así, de día se tapaba el agujero y de noche se volvía a abrir, mientras el ganado estaba allí, siempre pegado a la cerca, siempre esperando; aquel ganado suyo que antes nomás se vivía oliendo el pasto sin poder probarlo.
Y él y don Lupe alegaban y volvían a alegar sin llegar a ponerse de acuerdo. Hasta que una vez don Lupe le dijo:
-Mira, Juvencio, otro animal más que metas al potrero y te lo mato.
Y él contestó:
-Mire, don Lupe, yo no tengo la culpa de que los animales busquen su acomodo. Ellos son inocentes. Ahí se lo haiga si me los mata.


"Y me mató un novillo.
"Esto pasó hace treinta y cinco años, por marzo, porque ya en abril andaba yo en el monte, corriendo del exhorto. No me valieron ni las diez vacas que le di al juez, ni el embargo de mi casa para pagarle la salida de la cárcel. Todavía después, se pagaron con lo que quedaba nomás por no perseguirme, aunque de todos modos me perseguían. Por eso me vine a vivir junto con mi hijo a este otro terrenito que yo tenía y que se nombra Palo de Venado. Y mi hijo creció y se casó con la nuera Ignacia y tuvo ya ocho hijos. Así que la cosa ya va para viejo, y según eso debería estar olvidada. Pero, según eso, no lo está.












"Yo entonces calculé que con unos cien pesos quedaba arreglado todo. El difunto don Lupe era solo, solamente con su mujer y los dos muchachitos todavía de a gatas. Y la viuda pronto murió también dizque de pena. Y a los muchachitos se los llevaron lejos, donde unos parientes. Así que, por parte de ellos, no había que tener miedo.
"Pero los demás se atuvieron a que yo andaba exhortado y enjuiciado para asustarme y seguir robándome. Cada vez que llegaba alguien al pueblo me avisaban:
"-Por ahí andan unos fureños, Juvencio.
"Y yo echaba pal monte, entreverándome entre los madroños y pasándome los días comiendo verdolagas. A veces tenía que salir a la media noche, como si me fueran correteando los perros. Eso duró toda la vida . No fue un año ni dos. Fue toda la vida."
Y ahora habían ido por él, cuando no esperaba ya a nadie, confiado en el olvido en que lo tenía la gente; creyendo que al menos sus últimos días los pasaría tranquilos. "Al menos esto -pensó- conseguiré con estar viejo. Me dejarán en paz".












Se había dado a esta esperanza por entero. Por eso era que le costaba trabajo imaginar morir así, de repente, a estas alturas de su vida, después de tanto pelear para librarse de la muerte; de haberse pasado su mejor tiempo tirando de un lado para otro arrastrado por los sobresaltos y cuando su cuerpo había acabado por ser un puro pellejo correoso curtido por los malos días en que tuvo que andar escondiéndose de todos.
Por si acaso, ¿no había dejado hasta que se le fuera su mujer? Aquel día en que amaneció con la nueva de que su mujer se le había ido, ni siquiera le pasó por la cabeza la intención de salir a buscarla. Dejó que se fuera sin indagar para nada ni con quién ni para dónde, con tal de no bajar al pueblo. Dejó que se le fuera como se le había ido todo lo demás, sin meter las manos. Ya lo único que le quedaba para cuidar era la vida, y ésta la conservaría a como diera lugar. No podía dejar que lo mataran. No podía. Mucho menos ahora.












Pero para eso lo habían traído de allá, de Palo de Venado. No necesitaron amarrarlo para que los siguiera. Él anduvo solo, únicamente maniatado por el miedo. Ellos se dieron cuenta de que no podía correr con aquel cuerpo viejo, con aquellas piernas flacas como sicuas secas, acalambradas por el miedo de morir. Porque a eso iba. A morir. Se lo dijeron.
Desde entonces lo supo. Comenzó a sentir esa comezón en el estómago que le llegaba de pronto siempre que veía de cerca la muerte y que le sacaba el ansia por los ojos, y que le hinchaba la boca con aquellos buches de agua agria que tenía que tragarse sin querer. Y esa cosa que le hacía los pies pesados mientras su cabeza se le ablandaba y el corazón le pegaba con todas sus fuerzas en las costillas. No, no podía acostumbrarse a la idea de que lo mataran.
Tenía que haber alguna esperanza. En algún lugar podría aún quedar alguna esperanza. Tal vez ellos se hubieran equivocado. Quizá buscaban a otro Juvencio Nava y no al Juvencio Nava que era él.
Caminó entre aquellos hombres en silencio, con los brazos caídos. La madrugada era oscura, sin estrellas. El viento soplaba despacio, se llevaba la tierra seca y traía más, llena de ese olor como de orines que tiene el polvo de los caminos.
Sus ojos, que se habían apenuscado con los años, venían viendo la tierra, aquí, debajo de sus pies, a pesar de la oscuridad. Allí en la tierra estaba toda su vida. Sesenta años de vivir sobre de ella, de encerrarla entre sus manos, de haberla probado como se prueba el sabor de la carne. Se vino largo rato desmenuzándola con los ojos, saboreando cada pedazo como si fuera el último, sabiendo casi que sería el último.


















Luego, como queriendo decir algo, miraba a los hombres que iban junto a él. Iba a decirles que lo soltaran, que lo dejaran que se fuera: "Yo no le he hecho daño a nadie, muchachos", iba a decirles, pero se quedaba callado. "Más adelantito se los diré", pensaba. Y sólo los veía. Podía hasta imaginar que eran sus amigos; pero no quería hacerlo. No lo eran. No sabía quiénes eran. Los veía a su lado ladeándose y agachándose de vez en cuando para ver por dónde seguía el camino.
Los había visto por primera vez al pardear de la tarde, en esa hora desteñida en que todo parece chamuscado. Habían atravesado los surcos pisando la milpa tierna. Y él había bajado a eso: a decirles que allí estaba comenzando a crecer la milpa. Pero ellos no se detuvieron.
Los había visto con tiempo. Siempre tuvo la suerte de ver con tiempo todo. Pudo haberse escondido, caminar unas cuantas horas por el cerro mientras ellos se iban y después volver a bajar. Al fin y al cabo la milpa no se lograría de ningún modo. Ya era tiempo de que hubieran venido las aguas y las aguas no aparecían y la milpa comenzaba a marchitarse. No tardaría en estar seca del todo.
Así que ni valía la pena de haber bajado; haberse metido entre aquellos hombres como en un agujero, para ya no volver a salir.
















Y ahora seguía junto a ellos, aguantándose las ganas de decirles que lo soltaran. No les veía la cara; sólo veía los bultos que se repegaban o se separaban de él. De manera que cuando se puso a hablar, no supo si lo habían oído. Dijo:
-Yo nunca le he hecho daño a nadie -eso dijo. Pero nada cambió. Ninguno de los bultos pareció darse cuenta. Las caras no se volvieron a verlo. Siguieron igual, como si hubieran venido dormidos.
Entonces pensó que no tenía nada más que decir, que tendría que buscar la esperanza en algún otro lado. Dejó caer otra vez los brazos y entró en las primeras casas del pueblo en medio de aquellos cuatro hombres oscurecidos por el color negro de la noche.
-Mi coronel, aquí está el hombre.
Se habían detenido delante del boquete de la puerta. Él, con el sombrero en la mano, por respeto, esperando ver salir a alguien. Pero sólo salió la voz:
-¿Cuál hombre? -preguntaron.
-El de Palo de Venado, mi coronel. El que usted nos mandó a traer.
-Pregúntale que si ha vivido alguna vez en Alima -volvió a decir la voz de allá adentro.
-¡Ey, tú! ¿Que si has habitado en Alima? -repitió la pregunta el sargento que estaba frente a él.
-Sí. Dile al coronel que de allá mismo soy. Y que allí he vivido hasta hace poco.
-Pregúntale que si conoció a Guadalupe Terreros.
-Que dizque si conociste a Guadalupe Terreros.
-¿A don Lupe? Sí. Dile que sí lo conocí. Ya murió.
Entonces la voz de allá adentro cambió de tono:
-Ya sé que murió -dijo-. Y siguió hablando como si platicara con alguien allá, al otro lado de la pared de carrizos:
-Guadalupe Terreros era mi padre. Cuando crecí y lo busqué me dijeron que estaba muerto. Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar está muerta. Con nosotros, eso pasó.












"Luego supe que lo habían matado a machetazos, clavándole después una pica de buey en el estómago. Me contaron que duró más de dos días perdido y que, cuando lo encontraron tirado en un arroyo, todavía estaba agonizando y pidiendo el encargo de que le cuidaran a su familia.
"Esto, con el tiempo, parece olvidarse. Uno trata de olvidarlo. Lo que no se olvida es llegar a saber que el que hizo aquello está aún vivo, alimentando su alma podrida con la ilusión de la vida eterna. No podría perdonar a ése, aunque no lo conozco; pero el hecho de que se haya puesto en el lugar donde yo sé que está, me da ánimos para acabar con él. No puedo perdonarle que siga viviendo. No debía haber nacido nunca".
Desde acá, desde fuera, se oyó bien claro cuando dijo. Después ordenó:
-¡Llévenselo y amárrenlo un rato, para que padezca, y luego fusílenlo!
-¡Mírame, coronel! -pidió él-. Ya no valgo nada. No tardaré en morirme solito, derrengado de viejo. ¡No me mates...!
-¡Llévenselo! -volvió a decir la voz de adentro.
-...Ya he pagado, coronel. He pagado muchas veces. Todo me lo quitaron. Me castigaron de muchos modos. Me he pasado cosa de cuarenta años escondido como un apestado, siempre con el pálpito de que en cualquier rato me matarían. No merezco morir así, coronel. Déjame que, al menos, el Señor me perdone. ¡No me mates! ¡Diles que no me maten!.










Estaba allí, como si lo hubieran golpeado, sacudiendo su sombrero contra la tierra. Gritando.
En seguida la voz de allá adentro dijo:
-Amárrenlo y denle algo de beber hasta que se emborrache para que no le duelan los tiros.
Ahora, por fin, se había apaciguado. Estaba allí arrinconado al pie del horcón. Había venido su hijo Justino y su hijo Justino se había ido y había vuelto y ahora otra vez venía.










Lo echó encima del burro. Lo apretaló bien apretado al aparejo para que no se fuese a caer por el camino. Le metió su cabeza dentro de un costal para que no diera mala impresión. Y luego le hizo pelos al burro y se fueron, arrebiatados, de prisa, para llegar a Palo de Venado todavía con tiempo para arreglar el velorio del difunto.
-Tu nuera y los nietos te extrañarán -iba diciéndole-. Te mirarán a la cara y creerán que no eres tú. Se les afigurará que te ha comido el coyote cuando te vean con esa cara tan llena de boquetes por tanto tiro de gracia como te dieron.






FIN

Dibujando mi propio final
1. Ten a la mano hojas de papel, lápices y crayolas de colores suficientes. 
2. Selecciona un personaje de esta historia, este personaje narrara el nuevo final de la historia.
3. imagina un nuevo paisaje, diálogos y todos los detalles que le den un impacto y sorpresa a tu final..
4. Lee tu final  en voz alta a tus compañeros.
5.Ahora vamos a realizar una ensalada de finales, agrupate en tríos, y en labor grupal elaboren un nuevo final tomando elementos de sus trabajos anteriores  .
6. Finaliza la actividad ilustrando su trabajo, tomen fotos con su celular , ipad o ipod y a subirlo para montar una galería .